¿SERA POSIBLE PAGAR POR EL AMOR DE UNA MADRE?. *
Se acerca el primero de agosto, día central para las ceremonias que se dedican a la Pacha Mama, la Madre Tierra, deidad principal en las culturas originarias del área andina. Las palabras Pachamama, o Allpamama, de nuestra lengua nativa runasimi, o quechua, se refieren al planeta entero en el que habitamos muchos y distintos seres vivientes, incluyendo en ésta familia a los seres humanos. Los sabios Amawtas, de las comunidades campesinas quechua hablantes, nos han enseñado que la Madre Tierra es un ser vivo y que es nuestra madre. Hermanos mayores son las lagunas, los ríos y las cumbres nevadas.
He escuchado decir que es la época de “hacer el pagapu a Pachamama”, o de manera poco reverente, “la hora del pago a la Tierra”. He pensado de inmediato, que no recuerdo haber pagado a mi madre por haberme llevado en su vientre, amamantado con cariño, limpiado, educado y protegido, durante tantos años de infancia y adolescencia. ¿Se paga a una madre?, o ¿ella nos cobra?.
La idea del “comercio” con el amor de una madre, de “comprar y vender sus servicios de madre” causa el rechazo inmediato de cualquier habitante del planeta. ¿Cómo se ha llegado entonces en los países andinos a hablar de “un pago a la Madre Tierra”, siendo ella una madre mayor dentro de nuestra cultura ancestral?
Los primeros cristianos que llegaron a los actuales países andinos, encontraron un profundo y masivo culto a Pacha Mama; al no poder prohibirlo sustituyeron la deidad Pacha Mama con la imagen de la Virgen María. En los catecismos católicos escritos en la lengua quechua denominó “Qollanan María”, a la madre de Jesús, palabra que significa “Principal” o “Memorable”. La devoción a Qollanan María, se extendió además hacia la sustitución de otras deidades prehispánicas de espíritu femenino, como son la Madre Agua, Yaku Mama; la Madre Luna, Killa Mama; y algunas estrellas.
Es así que en el lenguaje popular se denomina “tres Marías”, a las estrellas que ocupan el lugar central en el arreglo de cinco estrellas de la constelación Chakana, tal como puede verse en el dibujo de los íconos del altar mayor del Qori Kancha, que nos dejó el cronista Santa Cruz Pachacuti.
Pero el culto a la Madre Tierra no pertenece sólo a los países andinos. En el norte, los patriotas mexicanos lograron su independencia de España utilizando como emblema y guía espiritual a la Virgen de Guadalupe, imagen cristiana que es sin duda una continuación del culto ancestral a la deidad Madre Tierra. Al sur del continente americano, los Mapuche, que habitaron en buena parte del actual territorio de Argentina y Chile, explican que el nombre de su nación significa “Hijos de la Madre Tierra”.
Es seguro que ni Qollanan María, ni Pacha Mama, aceptarían como madres mayores, el ser invocadas por sus hijos para “comprar o pagar por sus servicios”. Los actuales sabios yachayniyuq, y los sanadores, hampiqruna, de las comunidades campesinas del sur el Perú, utilizan la palabra “kintukuy” para referirse a la ceremonia dedicada a Pacha Mama.
Kintukuy significa “hagamos kintu”, y los “kintu” son racimos de hojas enteras de coca, para armar ofrendas que se entregarán al fuego en un lugar sagrado de las montañas protectoras que rodean a una comunidad campesina. Estas ofrendas son elaboradas en conjunto por los participantes de la ceremonia; además de las hojas de coca, se colocan semillas de maíz y otras plantas y símbolos sagrados.
La ceremonia del kintukuy, tiene una secuencia de acciones que incluyen el saludo con reverencia, el agradecimiento y la súplica a nuestra madre Pacha Mama. Ante ella los participantes presentan una humilde ofrenda, implorando por salud, buenas cosechas, fertilidad en el ganado, dinero para cubrir los gastos familiares, entendimiento entre los esposos, sabiduría para educar a los hijos.
¿De dónde vendrá entonces la palabra “pagapu”? ¿Cuánto temor y confusión habrá en las mentes que han creado esta palabra? La palabra “pagapu” nos remite a la acción de comprar y vender un bien en el mercado. De ésta manera, algunas personas dirían las siguientes expresiones: “Mira que te estoy pagando, entonces dame el bien que necesito”; “Ya te he pagado, no te debo nada”.
El sentimiento profundo de las personas que contratan una ceremonia de “pagapu”, es el deseo de comprar protección contra probables castigos o desgracias: Ellos piensan de la siguiente manera: “Si no hago esto, entonces se morirá mi ganado, se enfermarán mis hijos, me robarán la casa, el granizo destrozará mis cultivos”. Esta intención de comerciar con las deidades mayores nace de grandes temores, pero no logra resultados positivos, porque su práctica no transforma a las personas que solicitan ser protegidas.
Las grandes tradiciones religiosas del mundo, tanto de Occidente como de Oriente, enseñan caminos de transformación personal. Los practicantes de religiones se esfuerzan por crecer internamente, desde un grado de percepción muy primario, centrado alrededor del ego individual hacia una visión mayor, que perciba el sufrimiento y las necesidades de todos los seres vivientes del planeta.
Las acciones que se realizan buscando el favor de las deidades mayores, “comprando” o “pagando” por protección, llevan el nombre de “superstición”. Esta palabra se refiere a creencias que no se basan en una verdad profunda y que se aceptan sin mayor reflexión.
Por ejemplo, un narcotraficante podrá pedir mayor riqueza a Pacha Mama, contratando una ceremonia de pagapu, pero no conseguirá ningún beneficio, si continúa envenenando a jóvenes y niños. Una persona enferma por un gran odio, no conseguirá nada con el pagapu, si no aprende a perdonar. Otra persona atormentada por la duda, no podrá aliviar su malestar sino empieza a confiar en ella misma y en quienes la rodean.
Los grandes Amawtas de los pueblos antiguos de nuestra América andina, no incluyeron en el idioma runasimi, ninguna expresión que se asemeje a la de “pago a la Tierra”. Ellos aprendieron que la Tierra es nuestra madre y no un animal monstruoso, al cual se debe entregar ofrendas para evitar su ira y fuerza destructora.
Gracias a la enseñanza de estos sabios, la práctica actual de nuestra ceremonia de kintukuy, se lleva a cabo con saludo y reverencia, ofrenda humilde, oración y súplica; es además con música, danza y alimento compartido, en nombre de ella y por su día.
* Carlos Quispe